Del 7 al 14 de mayo, Lalo, Marga, Josito y yo nos perdimos por Berlín. Con mucho gusto, eso sí. Nos alojamos en el Hotel Amelie, en el barrio de Charlottenburg, un hotelito sencillo y barato. Lo mejor su ubicación, al lado de metro U-Kaiserdamm; lo peor que no tenía wifi y, apenas he podido escribir en este blog hasta llegar a Madrid.
Hemos visto mucho, hemos disfrutado más y hemos coincidido con el pensamiento de Saramago en que "el viaje nunca se acaba". Nos encantará volver, ver todo lo que no vimos y repetir algunas cosas; tomar un Gin-Tonic en el Hotel Adlon, pasear por el Tiergarten, subir a lo alto de la Berliner Domm, visitar los palacios de Postdam. En fin... Ich liebe Berlin!
Una de las cosas más bonitas de este viaje ha sido mi reencuentro con Peter y Sabine, la compañía de Clara y la visión de una ciudad tan jovial que hasta los viejos parecen jóvenes.
Panorámica desde la Berliner Domm |
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